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Las desapariciones forzadas son un golpe a la humanidad

Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada


En el nombre de Dios, elevamos nuestra voz en oración y clamor por las miles de personas

desaparecidas en nuestro país, México. La desaparición de personas, un mal que ha golpeado nuestra tierra, es una herida profunda que sigue sangrando, y que no podemos, ni debemos, ignorar.


El dolor de las familias que buscan a sus seres queridos, los rostros que llenan las calles con fotografías y los nombres que resuenan en nuestras plegarias, nos recuerdan que la desaparición forzada no es solo un crimen contra las víctimas, sino contra toda la humanidad. México ha alcanzado cifras alarmantes: más de 100,000 personas desaparecidas, y esta cifra no ha dejado de crecer. Según La Red Lupa, en 2023 la cantidad aumentó en un 7.3%, y en 2024 en un 6.3%, un testimonio trágico de la ineficacia y el abandono que enfrentan estas víctimas y sus familias.


Recordamos con dolor y justicia los casos más emblemáticos, como el de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, que desaparecieron una noche de septiembre de 2014, un evento que conmovió al mundo y que sigue sin resolverse completamente. Este caso, y muchos otros, son símbolo de una tragedia nacional que se extiende a cada rincón del país, desde grandes ciudades hasta comunidades muy remotas.


En este Día Internacional de las Desapariciones Forzadas, nos unimos en oración colectiva por las almas de los desaparecidos, por el consuelo de sus familiares y por la paz que tanto se les ha negado. Pedimos a Dios que ilumine el camino hacia la verdad, que fortalezca a quienes buscan con desesperación a sus seres queridos y que inspire a las autoridades para que, con integridad y valentía, pongan fin a este flagelo.


Pero no solo oramos, también denunciamos. Denunciamos la indiferencia que ha silenciado el

dolor de miles de familias mexicanas. Es nuestra obligación, como personas de fe, como Miembros de la Orden de Malta México, alzar la voz y unirnos en oración en nombre de quienes no pueden hacerlo y quienes están ausentes de sus hogares.


Que este día sea un llamado a la conciencia nacional e internacional. Que las oraciones de todas las personas de buena voluntad se conviertan en acciones concretas, en solidaridad efectiva con un compromiso inquebrantable hacia la verdad y la justicia.


Que el Señor nos conceda la gracia de nunca desviar la mirada, de mantener viva la memoria de los desaparecidos, y de trabajar incansablemente por un México donde la vida, la dignidad y seguridad de cada persona sean verdaderamente respetadas. Amén.

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