En este Día Nacional del Adulto Mayor, pausamos para reflexionar sobre aquellos que han sido pilares en la construcción de nuestra sociedad, quienes con su esfuerzo, sabiduría y amor han marcado nuestras vidas. Los adultos mayores, guardianes de historias y custodios de nuestras tradiciones, merecen ser honrados y respetados, no solo hoy, sino cada día de sus vidas.
En la Orden de Malta México, nuestro compromiso es con la dignidad y bienestar de cada ser humano, especialmente los más vulnerables. Reconocemos que los adultos mayores no solo son receptores de cuidado, sino miembros activos de nuestra comunidad, cuyas voces deben ser escuchadas y cuyas necesidades deben ser atendidas con respeto y compasión. Es nuestra responsabilidad, como sociedad, garantizar que vivan en condiciones dignas, con acceso a salud, a compañía y a un trato humano que refleje gratitud por todo lo que han dado.
En la Casa Hogar San Juan nos esforzamos por brindar a nuestros más de 50 adultos mayores un HOGAR en toda la extensión de la palabra y aceptamos cualquier apoyo que la sociedad pueda brindarnos para seguir garantizando atención médica, nutricional, física y social a nuestros asilados.
Nuestros adultos mayores enfrentan grandes desafíos que muchas veces pasan desapercibidos: como la soledad, abandono, falta de acceso a servicios médicos y discriminación por su edad. Es imperativo que como sociedad nos unamos para defender sus derechos, reconociendo su valor intrínseco y protegiendo su bienestar. Cada adulto mayor tiene derecho a vivir con dignidad, a ser tratado con respeto y recibir el cuidado que necesitan. Esto no es solo un mandato moral, sino un reflejo de nuestra humanidad compartida.
Hoy, más que nunca, hacemos un llamado a todos a ser más conscientes, a recordar que cada adulto mayor es una historia viviente; un legado de experiencias y lecciones de vida, que no podemos permitirnos perder. Que este Día Nacional del Adulto Mayor sea un recordatorio de nuestro compromiso colectivo de proteger y honrar a quienes nos precedieron.
Que cada gesto de cuidado y respeto hacia nuestros adultos mayores sea testimonio de nuestra dedicación a la justicia y a la dignidad humana. Recordemos siempre que un acto de amor y compasión hacia nuestros mayores es un acto de amor y compasión hacia nosotros mismos, hacia nuestra propia humanidad.
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